La bruma
Bruma tendrás cuando te acuestes
y debas decidir si dormir o pasar la noche en vela. Los recuerdos golpearán la
puerta del inconsciente haciéndote saber que quieren pasar. Tratarás de
alejarlos, convencerlos de que dormir un rato sería lo mejor. Pero no, ellos
opinan distinto, como tu supervisor en la fábrica, como el frío en la calle en
una mañana de verano, como la jodida vida, cada vez que lo pensás. Mejor no
pensar, mejor dormir. Voy a cambiar mi forma de pensar, pensás sin cambiarla..
Siempre es lo mismo, pegar la cabeza en la almohada es como decirle a Bonavena
que suba al ring: estás solo, ni el banquito de la esquina te dejan. Te viene a
la mente el cuento ese de Cortázar, La noche boca arriba y sos el boxeador que
lucha en la oscuridad. Y la bruma lo invade todo.
Pasaron cuarenta y cinco minutos
y seguís ahí, aguzando la mirada en la noche, tratando de contar las maderas
del techo en una versión moderna del conteo de ovejas. El sueño no viene, y si
llega es para reflotar psicodélicamente lo vivido en el día. El frío, los
desplantes en la fábrica, el tedioso tráfico en la calle, tu mujer que no te
entiende y no tiene por qué. No entiende por qué subís al ring cada noche. Y te
sopapean y caés. A la una y cincuenta crees que llega el sopor lentamente. Te
das cuenta que tiene la misma cara que ayer y puteás, porque de dormir nada, es
más rewind, como en el día de la marmota. Todo igual, como tus deseos de
cambiar de trabajo, de mentalidad, de vida. Qué lindo sería levantarse siendo
otro! Son las dos y diez de la mañana. En menos de cuatro horas te tenés que
levantar y repetir la cadena. Una hora tras otra y así…. No se venden otras
vidas ahí afuera? Quisieras poder tomar LA decisión, patear el tablero,
cantarle las cuarenta a la rutina y los problemas, pero es una cuenta difícil.
Dónde quedaron los sueños de tener una banda de rock exitosa, las ganas de
escribir, de viajar y contar lo que ves? Quedan en la almohada, en las sábanas
como las historias eróticas que a veces imaginás. Si fueras Serge Gainsbourg y
al lado tuvieras a Jane Birkin o Brigitte Bardot sería otra cosa. El acento
francés cambia la perspectiva no? Seguís siendo Mario, seguís siendo el anti
héroe como la película con Diego Peretti que viste ayer.. cómo se llamaba? Ni
sabés, mirabas sí, pero estabas pensando en ese último mail, el de las cinco
menos cinco, el que te dio ganas de tirar todo a la mierda.
Los días y las noches se suceden
así y no como en el disco de Sabina, que por lo menos tiene la poesía. Tu noche
tiene pena, es un largo tango y desbarranca y tus ojos siguen abiertos y tu
cabeza sigue pensando si todo esto vale la pena. Cumpliste cuarenta y seis y de
qué va tu vida? Atado a un empleo en una fábrica sin futuro, a un sueldo promedio,
pero vos, para qué estás? No sabés, suponés que para allanarle el camino a tu supervisor.
Vos tenés un camino propio? Hace unos años parecía que sí. Todo era más claro,
más tranquilo, más sereno. Pero era sólo el discurrir de una balsa en un mar
sin olas, que se mueve por acción del viento o del destino. Y afuera del
trabajo? Todo igual. Te habían salido unos viajes al exterior y eso aliviaba el
hastío. Ni eso te queda ahora. Los vuelos se fueron a las nubes y hay que
arreglar la casa. Mal momento Don Niembra. Estás acorralado en un callejón sin
salida. Sin una luz, una guía. Tus viejos ya no están, ya no sos un pendejo y
los sueños se esfumaron. Qué vas a hacer? Los recuerdos golpean fuerte otra
vez. Son las cuatro y veinte y está claro que no podrás dormir. Pensás si
levantarte, si encender la luz para leer un capítulo del libro que dejaste en
la mesita de luz, si ir a la cocina y tomarte un té, o un whisky mejor. No.
Cerrás los ojos y te forzás a pensar en algo lindo. No te sale, por supuesto.
Será otra noche en vela, como las anteriores. Y si probás poniéndote música
para variar, con auriculares? No, vas a oír sin escuchar y la mente no es
boluda, sigue su runrún a pesar de todo.
Y llegan las seis menos diez de
la mañana y tu cabeza en un queso gruyere. En breve, a levantarse, bañarse,
lavarse los dientes y marmotear. Adentro tuyo seguís en Londres, hay bruma y
smog. Hoy no te toca cruzar Abbey Road. Hoy te convertís en héroe… si llegás al
final. Y llegás.. para darte cuenta que no hay final, que te extendieron el
crédito. A las seis menos dos minutos te preguntás POR QUÉ CARAJO NO CAMBIO
ESTO??? Y apagás el radio reloj, y salís de la cama…

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