Así es que una serie brillante de bocetos forma parte de su serie Stolen. En la misma, cronómetro mediante, se dedica a dibujar y pintar el rostro de cada una de las víctimas de asesinato, tal cual lucían al momento de serles robadas sus vidas. Y asigna un minuto de pintura por cada año vivido de la persona, es decir, si ella hubiera vivido 7 años, él pinta su cara en 7 minutos, hasta donde llega. Es por eso que sus trabajos retratan “cuanto vacío queda cuando se arrebata una vida, cuántos capítulos de su historia quedan sin completar”. Es una real y nítida forma de darnos cuenta de la injusticia que afecta a los familiares que tienen que seguir de pie, luchando y velando por sus pares.
En su web, se lo puede ver a Adrian
realizar una de sus pinturas, para las que utiliza marcadores, lápices y el
tiempo.
Y también están expuestas todas las pinturas de la serie y el resto del trabajo que realiza, del que destaco la serie Brooklyn Windows, en donde muestra cuan solitarios son estos momentos de COVID.
En esas ventanas, se vale de la luz, las cortinas, la música que se desprende de los edificios, las plantas, los posters y la imaginación para darle personalidad a la obra.
Y también están expuestas todas las pinturas de la serie y el resto del trabajo que realiza, del que destaco la serie Brooklyn Windows, en donde muestra cuan solitarios son estos momentos de COVID.
En esas ventanas, se vale de la luz, las cortinas, la música que se desprende de los edificios, las plantas, los posters y la imaginación para darle personalidad a la obra.
Del mismo modo se aprecian los dibujos digitales de la serie Durag, los cuales se encuentran a disposición en formato físico para aquellas personas que deseen adquirirlas.
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