La huelga de correos
Quién diría que una huelga de
correos ayudaría al grupo Yes a
llegar al top ten de ventas con su tercer disco? Ciertamente nadie, pero así
pasó. Más allá de que el material que tenían Jon Anderson y los suyos entre
manos era mucho más cohesionado y bien compuesto que el de los dos primeros discos,
en Febrero de 1971 no se apostaba una libra por el futuro de la banda. Ellos
mismos eran escépticos sobre qué pasaría con el disco. Al rentar una granja en
la localidad de Devon para preparar el material, sólo les quedaban quince libras
encima para afrontar los gastos de subsistencia. Seguían tocando en bares de mala
muerte y habían echado a su mánager Roy Flinn. Para colmo, decidieron
reemplazar a su guitarrista Peter Banks por Steve Howe antes de grabar este
disco que sería crucial para su carrera.
Las canciones compuestas serían
un intermedio entre el folk pastoral y el progresivo que se avecinaba, con
líricas que hablaban de salvar al planeta y pensar en verde, en clara alusión a
volver a la tierra, a los orígenes. Por supuesto que el entorno de la
naturaleza circundante a la casa que habitaban hizo lo suyo: así aparecerían en
las letras los campos, los valles, la neblina, la luna y las estrellas en claro
contraste a la modernidad, las guerras, la gente hacinada en las ciudades. Del
disco sobresalía la visión de rescatar lo natural frente a la debacle del mundo
cotidiano. Ejemplo de esto es el tema Perpetual
Change, tema que cerraba el álbum.
Para comienzos de 1971, el Estado
de Bienestar que había hecho ilusionarse a los británicos en las décadas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial, como abrigo y sostén de un crecimiento
más justo y equitativo para todos, estaba empezando a resquebrajarse, producto
de las políticas de la administración del primer ministro Edward Heath. La
década del 70 comenzó con un claro choque entre los Sindicatos y el Gobierno,
lo que derivó en largas y cruentas huelgas de distintas ramas de la producción.
Primero fueron los trabajadores públicos, luego los trabajadores de la
electricidad, a fines de 1970 y para
Febrero del año siguiente, los empleados postales iniciaban una huelga de casi
tres semanas, que iba a terminar con gusto a poco, pues lograrían solo un 8 %
de aumento en sus salarios, licuados por la inflación. Las fábricas cerraban y
algunas eran rescatadas por el Estado, arreciaba la lucha en Irlanda y los
problemas raciales, sobre todo con los inmigrantes, estaban a la orden del día.
El panorama social no era bueno e Inglaterra perdía días de trabajo por las
huelgas. A diferencia de lo que pasó en 1970, en 1971 hubo menos huelgas,
aunque la mayoría ya decretadas por los sindicatos (antes eran espontáneas), y
duraban más días. Los empleados que recogían la basura dejaban barrios enteros
tapados por la suciedad, los empleados de las compañías de luz dejaban a
oscuras prácticamente a todo el país y la crisis energética obligaba a terminar
más temprano la programación de los canales de TV.
La gente aprovechaba y escuchaba
la radio, a DJs como John Peel. Y John Peel pasaba la música de Yes.
Con la huelga de correos en
marcha, las cadenas discográficas no podían enviar sus ránkings a las revistas
especializadas en música (todo un fenómeno y en auge en ese entonces). Entonces
las publicaciones confeccionaban las listas de éxitos con las ventas que les
pasaba exclusivamente la tienda Virgin
de Londres. Y justamente en esa tienda compraba la mayoría de los fans de Yes sus discos. Por lo que, al salir The Yes Album a la calle, Virgin mostraba al disco como el más
vendido en rock y eso se editaba en las revistas. Al culminar la huelga, las demás
cadenas de discos asumieron que ése era el número uno, lo pidieron y lo
vendieron. Con lo que el álbum trepó al puesto número cuatro en las listas de ventas
por todo concepto en el Reino Unido. La filial del sello Atlantic americana reparó en esto y lo lanzó con un respaldo
publicitario sin precedentes para la banda en los Estados Unidos, donde también
fue un éxito, llegando al puesto número cuarenta.
He aquí cómo una huelga de
correos jugó a favor de Yes y de
todos los fans del progresivo que vieron con placer que el despegue de la banda
iba a depararles discos realmente importantes para el desarrollo del género.
Más información sobre Yes y su tercer disco en el capítulo 13
de Pintura para Camaleones
RobLago
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Vendiendo Inglaterra por una
libra – Una historia social del rock progresivo británico – Norberto Cambiasso
British Society since 1945 –
Arthur Marwick
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